El primer libro impreso que se conozca, lo escribió Bartolomeo Sacchi, conocido como « Bartolomeo Platina » (il Platina); 1421, Piadena,
provincia de Cremona (de donde el nombre latino,
Platina, es la fuente de su apodo); Roma, 21 de
septiembre de 1481, fue un humanista,
escritor y gastrónomo del renacimiento italiano.
Durante su juventud comenzó la carrera
militar, pero cambió rápidamente hacia las humanidades,
teniendo como maestro, entre otros, a Vittorino da Feltre.
Comenzó su carrera en 1453 como preceptor de los hijos de Luis III
Gonzaga. En 1457 se traslada a Florencia para seguir los cursos de Juan Argyropoulos y traba amistad con los humanistas de
la ciudad, siendo preceptor en casa de los Medicis.
No fue solamente un educador, sino uno
de los humanistas del renacimiento, estudiando la literatura y las tradiciones
populares. Hacia fines de 1461 se aposenta en Roma, al servicio del
Cardenal Francesco
Gonzaga como
secretario, trasladándose rápidamente al servicio de los Papas Pío II y Pablo II con un éxito moderado: en 1467 es encarcelado y torturado en el
castillo de Santángelo bajo la acusación de complot contra el Papa y además de
tener ideas paganas.
Para
vengarse, describirá de manera desfavorable a Pablo II en la biografía que
escribirá diez años después.
Absuelto en juicio a principios del
año 1469, la fortuna le volvió
a sonreír durante el pontificado de Sixto IV,
quien le nombró director de la Biblioteca Vaticana en 1478, una
posición que desempeñó hasta su muerte, donde
escribió Liber de Vita Christi
Pontificum colección de biografías de los Papas hasta su tiempo. A la
vez, publicó varios libros: De
principe, De vera
nobilitate y De falso et vero et bono.
Sixto IV nombra a Platina donde le vemos arrodillado,
prefecto de la biblioteca del Vaticano, tabla de Melozzo da Forlì, 1477 (Pinacoteca Vaticana).
Pero
su obra principal es De honesta voluptate valetudine que es un breve tratado de cocina
que consta de alrededor de unas 300 recetas y que se imprimió por primera vez
en Roma por Han entre 1473 y 1475, de forma anónima sin notas tipográficas y,
poco después, en 1475, en Venecia (Platine
de honesta voluptate et valetudine, Venetiis: Laurentius de Aquila, 1475),
con las indicaciones y notas del autor. La edición más "correcta" y
la más antigua, según el italianistaEmilio Faccioli, es la
publicada en Cividale del Friuli en 1480, primera impresión de Gerardo da Fiandra en Friuli. En este libro, Platino
traduce al latín todos las recetas del libro,
originalmente escrito en vernáculo por el Maestro Martino da Como,
que es el cocinero italiano más famoso delsiglo XV,
en donde Platino le alaba la inventiva, el talento y la cultura. La iconoclasia
de Martino empuja a Platino a otros análisis tan inéditos como futuristas sobre gastronomía,
regímenes alimentarios, el valor de los alimentos e incluso sobre la utilidad
de una actividad física regular. Esta edición de 1480 ha sido reproducido en facsímil en 1994 por la Società Friulana Filologica
(Sociedad Filológica de Friuli).
Como prefecto de la Biblioteca del
Vaticano, en una carta de 1481, poco antes de su muerte, recomienda al escultor Andrea Bregno a Lorenzo de Médici para que pudiera transportar hasta Siena, cruzando el
territorio de Florencia, bloques de mármol para la capilla, como le había
ordenado el cardenal de Siena. De hecho, entre 1481 y 1485, trabajó Bregno en
la Capilla Piccolomini en el altar mayor en honor a Enea Silvio
Piccolomini (Pío II),
donde firmó «Opus Andreae Mediolanensis MCCCCLXXXV» en nombre del cardenal Francesco Todeschini Piccolomini, a
continuación elegido Papa con el nombre de Pío III.
Pero, como hemos dicho, hoy le recordamos por su tratado
gastronómico. Un libro en el que trata de conciliar la buena mesa y, por otra
parte, asegurar la salud. Epicureismo y estoicismo en difícil equilibrio,
recetas de cocina en boga, y citas continuas de autores clásicos. Lo que trata
de llevar a cabo Sacchi es, en definitiva, legitimar la búsqueda de la
sensualidad gustativa. Su lectura permite comprender no sólo las
transformaciones de la gastronomía en el alba del Renacimiento, sino los
profundos cambios que se estaban gestando de la sociedad en su conjunto.
Es en Italia en donde se comienzan a multiplicar las artes
del paladar y las obras especializadas que tratan de ellas. Sólo tenemos que
pensar en las innovaciones que en infraestructura culinaria introdujo la cocina
italiana en toda Europa: el tenedor, procedente de Venecia, y de Murano son
llevadas a la corte francesa de Francisco I las primeras copas de cristal; o
Catalina de Médicis que impone la moda de que los caballeros coman con las
damas en la misma mesa e introduce en Francia el aceite toscano y las alubias.
Y los florentinos enseñarán a los franceses una regla de oro que no olvidarán
jamás: la simplicidad y el refinamiento han de ir unidos para alcanzar la
exacta perfección.
Un hecho que impresiona a los franceses que conquistan el norte de Italia a finales del XV y que les deja literalmente fascinados. De aquí deriva la vieja polémica de si es cierto que la cocina francesa nace del encandilamiento francés ante el arte de vivir italiano y luego se reafirma a través de dos reinas Médicis, Catalina y María.
La existencia de escritos que, en muchas ocasiones, hacían una clara apología de toda clase de exquisiteces, de la gula y de la embriaguez, trata de ser compensada por Sacchi al llevar a cabo una síntesis conciliadora que se mueve entre el placer de saborear un buen plato y, a la vez, defender el razonable placer de degustar una cocina sencilla y refinada, siguiendo los pasos del maestro Martino.
Al hacer un breve repaso al libro de Sacchi vemos cómo pocos asuntos que tengan que ver con la cocina dejan de ser tratados. En el libro primero repasa los diferentes modos de preparar la mesa, las dietas más oportunas en cada momento, la habitación en la que se ha de celebrar la comida, características de la sal, del pan y de la naturaleza de los frutos. En el libro segundo trata sobre la miel, el azúcar, la leche y sus derivados, los huevos, las grasas y del vinagre. El libro tercero habla de la naturaleza de las frutas secas, de las castañas, de los bulbos y de las hierbas aromáticas. El libro cuarto habla de la naturaleza de las hortalizas y de las carnes. El libro quinto, de la naturaleza de la caza en general. En el libro sexto nos habla del modo de cocinar, de los asados y de la pastelería y de la manera de confeccionar salsas y caldos. El libro séptimo, de la manera de cocinar los cereales, legumbres y del arte de freír y confeccionar platos variados. El libro octavo trata de la manera de preparar los condimentos y los sabores. El libro noveno, del modo de cocinar los huevos, las setas, las trufas y otros variados y sorprendentes manjares, como por ejemplo, las ranas. El número diez, de la manera de aderezar los pescados, de varias características del orden de la mesa y de los vinos.
En modo alguno se podía descuidar lo más mínimo Sacchi en asuntos del comer si tenemos en cuenta un solo ejemplo de banquete ofrecido por el florentino Benedetto Salutati el 16 de febrero de 1476, al hijo de Fernando I de Nápoles, que tuvo lugar en un palacio adornado con colgaduras, guirnaldas y tapices en los colores de Aragón.
De entre las viandas brotaban fuentes de agua de azahar y músicos interpretaban toda clase de melodías. El menú consistía, entre otras lindezas, en: 1. Pastel dorado de piñones y dulce de leche para cada comensal. 2. Pechugas de capón guarnecidas con gelatina. 3. Once platos de ternera, caza, jamón, faisán y perdiz, preparados de diferentes formas. A continuación venía un ligero descanso y luego doce platos más.
Un hecho que impresiona a los franceses que conquistan el norte de Italia a finales del XV y que les deja literalmente fascinados. De aquí deriva la vieja polémica de si es cierto que la cocina francesa nace del encandilamiento francés ante el arte de vivir italiano y luego se reafirma a través de dos reinas Médicis, Catalina y María.
La existencia de escritos que, en muchas ocasiones, hacían una clara apología de toda clase de exquisiteces, de la gula y de la embriaguez, trata de ser compensada por Sacchi al llevar a cabo una síntesis conciliadora que se mueve entre el placer de saborear un buen plato y, a la vez, defender el razonable placer de degustar una cocina sencilla y refinada, siguiendo los pasos del maestro Martino.
Al hacer un breve repaso al libro de Sacchi vemos cómo pocos asuntos que tengan que ver con la cocina dejan de ser tratados. En el libro primero repasa los diferentes modos de preparar la mesa, las dietas más oportunas en cada momento, la habitación en la que se ha de celebrar la comida, características de la sal, del pan y de la naturaleza de los frutos. En el libro segundo trata sobre la miel, el azúcar, la leche y sus derivados, los huevos, las grasas y del vinagre. El libro tercero habla de la naturaleza de las frutas secas, de las castañas, de los bulbos y de las hierbas aromáticas. El libro cuarto habla de la naturaleza de las hortalizas y de las carnes. El libro quinto, de la naturaleza de la caza en general. En el libro sexto nos habla del modo de cocinar, de los asados y de la pastelería y de la manera de confeccionar salsas y caldos. El libro séptimo, de la manera de cocinar los cereales, legumbres y del arte de freír y confeccionar platos variados. El libro octavo trata de la manera de preparar los condimentos y los sabores. El libro noveno, del modo de cocinar los huevos, las setas, las trufas y otros variados y sorprendentes manjares, como por ejemplo, las ranas. El número diez, de la manera de aderezar los pescados, de varias características del orden de la mesa y de los vinos.
En modo alguno se podía descuidar lo más mínimo Sacchi en asuntos del comer si tenemos en cuenta un solo ejemplo de banquete ofrecido por el florentino Benedetto Salutati el 16 de febrero de 1476, al hijo de Fernando I de Nápoles, que tuvo lugar en un palacio adornado con colgaduras, guirnaldas y tapices en los colores de Aragón.
De entre las viandas brotaban fuentes de agua de azahar y músicos interpretaban toda clase de melodías. El menú consistía, entre otras lindezas, en: 1. Pastel dorado de piñones y dulce de leche para cada comensal. 2. Pechugas de capón guarnecidas con gelatina. 3. Once platos de ternera, caza, jamón, faisán y perdiz, preparados de diferentes formas. A continuación venía un ligero descanso y luego doce platos más.
En este caso es normal no conocer toda la historia de
Bartolome de Sacchi, por lo tanto pongo el enlace directo a Google, para la
lectura online de dicho libro o descarga gratis ya que son alrededor de 190
páginas y no las puedo poner en el blog, por lo tanto os doy un poco de trabajo
y también las gracias a Google por este nuevo proyecto, a Wiquipedia y a Carlos
Iglesias por su escrito sobre Bartolommeo Sacchi en el año 2006.
Si queréis descargaros el libro, gracias a google lo tenéis puesto en su web, aquí dejo su enlace. PRIMER LIBRO DE COCINA, clicais en la ruedecita de herramientas que vereis a la derecha en la parte superior.
Si queréis descargaros el libro, gracias a google lo tenéis puesto en su web, aquí dejo su enlace. PRIMER LIBRO DE COCINA, clicais en la ruedecita de herramientas que vereis a la derecha en la parte superior.
Extraido de las fuentes: Google, Wiquipedia y Servicios.elcomercio
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